VILLA MERCEDES
Comenzaron a velar los restos de “El Sapo” Ávila en el Boliche Don Miranda
Pasadas las 15 el edificio histórico de Calle Angosta abrió sus puertas para que los vecinos de la ciudad despidan al folclorista fundador de El Trébol Mercedino.
El último adiós a Raúl “El Sapo” Ávila es en el tradicional Boliche Don Miranda, ubicado en la Calle Angosta, porque ese fue su deseo. Esa propiedad le perteneció hasta que pasó al Municipalidad de Villa Mercedes.
Pasadas las 15 de este sábado comenzó su velatorio, que se extenderá hasta mañana, y donde se espera que le realicen homenajes con guitarras. Este domingo a las 10 será el cortejo fúnebre hasta el Cementerio Municipal.
“Estamos cumpliendo su voluntad, como él quiso. Estamos tristes, y a la vez contentos porque estamos todos reunidos, familia, amiga y gente de muchos lugares que están viniendo para despedirlo”, transmitió su nieto Adrián Ávila, hijo de Aldo.
El féretro se ubicó al lado del escenario donde tantas veces se subió para honrar las tonadas y las cuecas, y la música de su Villa Mercedes. Su familia decidió que se abrieran los micrófonos para todos los que quisieran dedicarle alguna canción.
Los amigos se acercaron llenos de recuerdos para despedirlo con mucho dolor. “Hemos andado en tantas guitarreadas, en familia, que fue lo más lindo de la vida, lo voy a recordar siempre”, dijo por su parte Pedro Torres, su amigo desde los 13 años.
Julio Coria, integrante de El Trébol Mercedino también expresó su pesar: “Fue una persona que ha engrandecido la cultura de San Luis, que paseó la música de Cuyo por todo el país, e hizo más conocido a Villa Mercedes de lo que era. Pero estoy feliz de seguir con su legado, y haberlo disfrutado hasta último momento tocando la guitarra y cantando con él”.
“Lo vamos a seguir encontrando en su Trébol Mercedino, en cualquier guitarra que suene, o la casa humilde de un cuyano”, añadió.
“Se fue el último mohicano cuyano de quedaba en la región, un tipo que conozco desde los 15 años. Tres cuartos de mi vida la pasé disfrutándolo, un tipo maravilloso, querible. Vi en su rostro que se fue lleno de amor, atendido por su familia. Lo recuerdo con una sonrisa, con lágrimas, con una tonada, con la melancolía de cuando se nos van los amigos entrañables”, aseguró Jorge Paredes, del grupo Algarroba.com, quien viajó desde San Luis para decirle hasta luego.
“Fue un tío muy presente para nosotros. Nos hacía reír, tenía un carácter especial, todo era risa y bromas para él. Te cambiaba los climas, ibas decaído y él te levantaba. Un artista, un ícono de la música cuyana. El arte lo heredó de mi abuelo que fue cantor y guitarrero, como en la mayoría de la familia”, contó la diputada Mónica Becerra.
Rememoró que como sus primos pasaron allí su infancia, porque “El Sapo” consagró entre esas paredes históricas todas las celebraciones y la tradición de su pueblo. “Fue un trabajador de chiquito, emprendedor y lleno de amigos”, cerró.
Cobertura periodística: Sonia Schoenaker